viernes, 3 de abril de 2020

El muro de los lindos recuerdos


Hay lugares muy especiales en mí cuarto, y en uno de sus muros se ubican 6 fotografías donde se pueden apreciar lindos recuerdos con una mujer extra ordinaria, conocida con cariño en el universo familiar como Mamá Juanita, mi abuelita materna, con quien conviví desde muy pequeño, ella fue quien me cuido desde que era bebe, y con el tiempo fuimos también “roomies”, de niño ella me narraba historias de la revolución, me relataba historias de Cedral, San Luis Potosí donde está mi génesis familiar, mi abuela era un libro abierto, bueno más bien enciclopedia viviente, pues hablamos de una mujer nacida en 1904 y que llego a vivir hasta el tercer día del 2011, asi que hablamos de un dama centenaria, sabia de las artes místicas culinarias, especialista en hacer mole, capirotada y un sinfín de platillos, pero eso si con gran sentido del humor, pero estricta en ocasiones, sobre todo cuando hacia travesuras en la casa, siempre bendecía a todos y cuando tenía mis dolores musculares y me retorcía como lombriz, ella platicaba con Dios rezando constantemente para que cesará mi dolor, a veces me hacía flanes multicolores, asi como uno que otro antojo, cierto día nos llevamos un susto cuando un borrego hacia destrozos por la casa y nos refugiamos en un baño, pero esa es otra historia, cuando me portaba mal me decía “ya se te metió la cosa mala”, al hacer muchas travesura me comentaba “pues que contiene eso”, cuando no le ponía chile a mi tortilla decía “a que te sabe esa tortilla sin chile”, para ella siempre fui su “cobito” aunque aún fuera adolescente o ya fuera adulto, mi abuelita era muy tempranera sin importar el día que fuera, sobre todo en su cumpleaños casi creo que despertaba al gallo para que cantara porque tenía que hacer su legendario mole, a veces cuando me abrazaba me ponía a jugar con las arrugas que tenía en sus brazos, siempre me inculco que fuera devoto de Dios, me explicaba en ocasiones que mi ángel de la guarda en todo momento estaba cuidándome, pero una vez me caí en la casa y despedí a mi ángel de la guarda según yo, días después tuve un distanciamiento con Dios que luego provocara mi época oscura, donde tenía gran duda sobre mi propósito de vida, al terminó de mi mala racha volví a la luz y mi abuelita se puso muy contenta, pues con mucha Fe le pedía al creador que yo enderezará mi camino y asi fue, años después un amigo me ayudo, al entrar a un grupo, donde hice nuevos amigos, además de poder cambiar al mundo de cierta manera, anduve de misiones por varias sierras.

Recuerdo que una vez en su cumpleaños mi abuelita tuvo una caída afortunadamente no fue algo grave pero cuando fue al hospital a los médicos que la atendieron les decía que era su cumpleaños y que estaban invitados al mole, en los momentos más difíciles ella tuvo  una gran actitud, aún recuerdo como si fuera ayer el festejo de su centenario donde hubo varios festejos familiares, tanto en Monterrey como en el siempre querido Cedral, hasta con fuegos pirotécnicos, para la siempre querida Mamá Juanita.

Mi abuela siempre fue una mujer muy activa, su base de operaciones y guarida era en la cocina, desde que recuerdo ella anotaba recetas que en ocasiones veía por televisión, le encantaba hacer tamales junto con mi mamá, en algunas navidades ellas sentaban en el comedor a prepararlos, era lindo verlas juntas haciendo equipo, una vez recuerdo que tuvo otra caída y se fracturo la cadera, era obvio que perdió mucha movilidad, pero tenía una fortaleza imparable con espíritu inquieto, pero sin importar la edad era vanidosa, pues siempre se preocupó por su aspecto, estar bien aseada peinada y perfumada era algo muy de ella, pues sabía que tinte usar y le encantaba andar “curra” le gustaba andar elegante.

Cuando ya tenía algunos años de misionero, y mi abuelita estaba en la casa teníamos la costumbre de ponernos sombreros, gorros y hasta narices de payaso, pues en uno de mis trabajos para romper el hielo los días sábado usaba esas cosas para hacer reír algunos de mis compañeros, a veces ella era muy seria pero cuando nos poníamos sombreros se ponía más alegre y divertida, eso le hacía mucho bien, a veces hasta me ponía con ella hablar de fútbol y en broma decía que “su equipo eran las chivas que por brinconas” siempre me seguía la corriente con mis ocurrencias y locuras, pues siempre fue mi “roomie”, pasaban los años y ella seguía longeva, fuerte como roble, alegre, con actitud, asi como con muchas ganas de vivir, después de su centenario decía que eran muchos años, pero ella siempre recibió mucho amor, cariño y aprecio por toda la familia en cantidades industriales, por eso estaba llena de vida, en sus últimos años a veces tenia delirios y episodios de crisis, pero siempre estuvimos a su cuidado apapachando su corazón, pero se levantaba como un fénix y seguían pasando los años, sin embargo cuando empezó el periodo en donde mi familia tuvo varias batallas con la dama oscura, donde lamentable varios de mis parientes viajaron a las estrellas, en el segundo año de estos sucesos mi abuelita luego de una complicación cayo en batalla, un día antes de su partida tuve mi tiempo con ella en el hospital sin saber que esa sería nuestra última tarde juntos.

El último adiós de mi abuelita fue en su natal Cedral, un día de enero del 2011, así que parientes y amigos de la familia vinieron de todos los rincones para despedirse de la siempre querida Mamá Juanita, pero esa tarde luego del funeral recuerdo que tenía muchas fotos de ella con mis familiares, así visite cada casa de mis tíos en Cedral para repartir fotos, como emulando un misionero cuando visita casas, así yo repartía fotos que en realidad eran lindos recuerdos de mi abuelita, al caer la noche tuve mi momento a solas para reflexionar sobre la vida sin ella, como cascada venían todos mis recuerdos de una mujer increíble que fue como mi segunda mamá, que ahora desde las estrellas en forma de ángel me sigue amando como cuando estuvo en la tierra.

Hoy 2020 a veces en mis sueños me reencuentro con ella con una serenidad que me tranquiliza, su cama ya no está en mi cuarto pero en lugar de eso escogí las mejores fotos con ella y puse un muro donde todo el tiempo le rindo tributo a la matriarca de la familia Maldonado López, porque al despertar cada mañana la veo sonriendo en las fotografías del muro de los lindos recuerdos donde Mamá Juanita vivirá por siempre.  



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