Hay lugares muy especiales en mí
cuarto, y en uno de sus muros se ubican 6 fotografías donde se pueden apreciar
lindos recuerdos con una mujer extra ordinaria, conocida con cariño en el
universo familiar como Mamá Juanita, mi abuelita materna, con quien conviví
desde muy pequeño, ella fue quien me cuido desde que era bebe, y con el tiempo
fuimos también “roomies”, de niño ella me narraba historias de la revolución,
me relataba historias de Cedral, San Luis Potosí donde está mi génesis familiar,
mi abuela era un libro abierto, bueno más bien enciclopedia viviente, pues
hablamos de una mujer nacida en 1904 y que llego a vivir hasta el tercer día del
2011, asi que hablamos de un dama centenaria, sabia de las artes místicas culinarias,
especialista en hacer mole, capirotada y un sinfín de platillos, pero eso si con
gran sentido del humor, pero estricta en ocasiones, sobre todo cuando hacia travesuras
en la casa, siempre bendecía a todos y cuando tenía mis dolores musculares y me
retorcía como lombriz, ella platicaba con Dios rezando constantemente para que cesará
mi dolor, a veces me hacía flanes multicolores, asi como uno que otro antojo, cierto
día nos llevamos un susto cuando un borrego hacia destrozos por la casa y nos
refugiamos en un baño, pero esa es otra historia, cuando me portaba mal me decía
“ya se te metió la cosa mala”, al hacer muchas travesura me comentaba “pues que
contiene eso”, cuando no le ponía chile a mi tortilla decía “a que te sabe esa
tortilla sin chile”, para ella siempre fui su “cobito” aunque aún fuera adolescente o ya fuera adulto, mi abuelita era muy tempranera sin importar el día que fuera,
sobre todo en su cumpleaños casi creo que despertaba al gallo para que cantara
porque tenía que hacer su legendario mole, a veces cuando me abrazaba me ponía a
jugar con las arrugas que tenía en sus brazos, siempre me inculco que fuera
devoto de Dios, me explicaba en ocasiones que mi ángel de la guarda en todo
momento estaba cuidándome, pero una vez me caí en la casa y despedí a mi ángel
de la guarda según yo, días después tuve un distanciamiento con Dios que luego
provocara mi época oscura, donde tenía gran duda sobre mi propósito de vida, al
terminó de mi mala racha volví a la luz y mi abuelita se puso muy contenta, pues
con mucha Fe le pedía al creador que yo enderezará mi camino y asi fue, años después
un amigo me ayudo, al entrar a un grupo, donde hice nuevos amigos, además de
poder cambiar al mundo de cierta manera, anduve de misiones por varias sierras.
Recuerdo que una vez en su
cumpleaños mi abuelita tuvo una caída afortunadamente no fue algo grave pero
cuando fue al hospital a los médicos que la atendieron les decía que era su
cumpleaños y que estaban invitados al mole, en los momentos más difíciles ella
tuvo una gran actitud, aún recuerdo como
si fuera ayer el festejo de su centenario donde hubo varios festejos
familiares, tanto en Monterrey como en el siempre querido Cedral, hasta con
fuegos pirotécnicos, para la siempre querida Mamá Juanita.
Mi abuela siempre fue una mujer muy
activa, su base de operaciones y guarida era en la cocina, desde que recuerdo ella
anotaba recetas que en ocasiones veía por televisión, le encantaba hacer
tamales junto con mi mamá, en algunas navidades ellas sentaban en el comedor a prepararlos,
era lindo verlas juntas haciendo equipo, una vez recuerdo que tuvo otra caída y
se fracturo la cadera, era obvio que perdió mucha movilidad, pero tenía una
fortaleza imparable con espíritu inquieto, pero sin importar la edad era
vanidosa, pues siempre se preocupó por su aspecto, estar bien aseada peinada y
perfumada era algo muy de ella, pues sabía que tinte usar y le encantaba andar “curra”
le gustaba andar elegante.
Cuando ya tenía algunos años de misionero,
y mi abuelita estaba en la casa teníamos la costumbre de ponernos sombreros,
gorros y hasta narices de payaso, pues en uno de mis trabajos para romper el
hielo los días sábado usaba esas cosas para hacer reír algunos de mis compañeros,
a veces ella era muy seria pero cuando nos poníamos sombreros se ponía más
alegre y divertida, eso le hacía mucho bien, a veces hasta me ponía con ella
hablar de fútbol y en broma decía que “su equipo eran las chivas que por
brinconas” siempre me seguía la corriente con mis ocurrencias y locuras, pues
siempre fue mi “roomie”, pasaban los años y ella seguía longeva, fuerte como
roble, alegre, con actitud, asi como con muchas ganas de vivir, después de su
centenario decía que eran muchos años, pero ella siempre recibió mucho amor,
cariño y aprecio por toda la familia en cantidades industriales, por eso estaba
llena de vida, en sus últimos años a veces tenia delirios y episodios de crisis,
pero siempre estuvimos a su cuidado apapachando su corazón, pero se levantaba
como un fénix y seguían pasando los años, sin embargo cuando empezó el periodo
en donde mi familia tuvo varias batallas con la dama oscura, donde lamentable
varios de mis parientes viajaron a las estrellas, en el segundo año de estos
sucesos mi abuelita luego de una complicación cayo en batalla, un día antes de
su partida tuve mi tiempo con ella en el hospital sin saber que esa sería
nuestra última tarde juntos.
El último adiós de mi abuelita fue
en su natal Cedral, un día de enero del 2011, así que parientes y amigos de la
familia vinieron de todos los rincones para despedirse de la siempre querida
Mamá Juanita, pero esa tarde luego del funeral recuerdo que tenía muchas fotos
de ella con mis familiares, así visite cada casa de mis tíos en Cedral para
repartir fotos, como emulando un misionero cuando visita casas, así yo repartía
fotos que en realidad eran lindos recuerdos de mi abuelita, al caer la noche
tuve mi momento a solas para reflexionar sobre la vida sin ella, como cascada venían
todos mis recuerdos de una mujer increíble que fue como mi segunda mamá, que
ahora desde las estrellas en forma de ángel me sigue amando como cuando estuvo en
la tierra.
Hoy 2020 a veces en mis sueños me
reencuentro con ella con una serenidad que me tranquiliza, su cama ya no está
en mi cuarto pero en lugar de eso escogí las mejores fotos con ella y puse un
muro donde todo el tiempo le rindo tributo a la matriarca de la familia
Maldonado López, porque al despertar cada mañana la veo sonriendo en las fotografías
del muro de los lindos recuerdos donde Mamá Juanita vivirá por siempre.
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